Zygaena lavandulae


Hoy, en Nadacommunis os vamos a presentar uno de los invertebrados más bellos, curiosos e interesantes de nuestras tierras: la Zygaena lavandulae (Esper). 

Curioso porque se trata de una polilla, pero a diferencia de la mayoría de sus primas, es una especie diurna. Además, no posee colores pardos para camuflarse, sino que sus alas están teñidas de un bello color azul metalizado, con manchas de un color rojo intenso. 

El por qué de estos colores se debe a su toxicidad. Como muchos otros animales venenosos o peligrosos, la intensidad de sus colores advierte a posibles depredadores y enemigos; en este caso sus alas tienen el siguiente mensaje: no me comas, soy capaz de secretar sustancias derivadas del cianuro.
Este código de colores que advierte del peligro (colores intensos y contrastados como azul y rojo, amarillo y negro, rojo y negro...) se denomina aposematismo. 

Quizá por esta protección, es un insecto con escasa capacidad para el vuelo. En general, no vuela grandes distancias, ni huye en caso de peligro, a veces incluso se deja caer de la superficie donde esté. Como muestra, estas fotografías, en las que aparece una de estas criaturas tan tranquila sobre una camiseta:




Y aquí, en su hábitat natural. 





¡Dame un respiro!


Un día de Pascua decidí llevarme a una amiga de ruta por Xàtiva, y mostrarle las tradiciones del pueblo: comer mona después de "regolarla", volar la cometa y disfrutar de una comida campestre al lado del río. Eso sí: nada de coche, al río se iba a pie.

Así que después de varios kilómetros andando bajo el cálido Sol, llegamos al río. Aquello estaba lleno de domingueros, más incluso de lo previsto, así que me dirigí a un manantial bastante escondido que muy poca gente conoce. 

Allí estábamos, entre las cañas, disfrutando de la sombra tan agradable y del agua fresquita. ¿Podía ir mejor?

Mi amiga se sentó en una roca, con los pies en remojo, y yo la imité, sentándome en otra roca. 
De repente, algo frío y viscoso rozó mis pies. Agaché la vista y... ¡¡¡UNA SERPIENTE!!!

En ese momento pasé por varias fases:

- Fase 1. La supervivencia se hace patente. 
    • ¡AAAAAAAAAAAAAAH! ¡Una serpiente! (grito acompañado del acto de sacar los pies del agua de forma instintiva)
- Fase 2. La curiosidad ataca
    • ¿Una serpiente de agua? ¡Qué curioso! ¿A dónde irá? (acción acompañada de seguir a la serpiente... desde lejos, por supuesto)
- Fase 3. Análisis de la situación.
    • Vale, la serpiente se ha escondido entre esas rocas. Antes o después tendrá que salir a respirar.
- Fase 4. A mandar.
    • ¡Vigila a la serpiente, no la pierdas de vista! ¡Voy a por la cámara! (evidentemente, esto iba dirigido a mi amiga. Por poco me mata, no le gustan las serpientes)
Mi razonamiento era correcto, y, tras unos largos y tensos minutos de espera pude comprobar como la serpiente, que también se había asustado, sacaba prudentemente su cabecita...



... vigilaba nuestros movimientos y se estiraba un poco más...


... luego comenzaba a dejar ver parte del cuerpo, sin dejar de vigilarnos...


... hasta que por fin sacó la cabeza del agua y tomó una larga bocanada de aire...



... para, de un rápido movimiento, desaparecer de nuevo entre las rocas.