Mis amigas, las Kramer


Cuando el tiempo libre es escaso, y por tanto una escapada como Dios manda no es posible (a menos que la soñemos) salgo al “refugio para urbanitas”, véase “jardín urbano”, que en este caso es el de Viveros (Valencia). Es lo que tiene estudiar y vivir fuera de casa…
Es increíble que, en medio de la gran ciudad, un jardín pueda dar albergue a tanta vida. Si te fijas, en cualquier rincón podrás encontrar una agradable sorpresa.

Una de las criaturas que más me fascina es la cotorrita de Kramer. Son como loros en miniatura que han cambiado un bosque tropical exuberante por un jardín urbano.
Vale, son una plaga. De acuerdo, desplazan a las especies autóctonas (a las que también tengo un profundo cariño). Y son ruidosas, cochinas y gamberras. Pero, qué queréis, me encantan.



Su gamberrismo puede llegar a ser inteligente. Por ejemplo, he descubierto que les encanta lanzar huesos de dátil y proyectiles similares sobre la gente. Y cuando la víctima levanta la cabeza, asustada, profieren unos gritos similares a carcajadas. ¡Se ríen de nosotros! Y me hace gracia.

Una de mis “sesiones fotográficas” más productivas fue durante una tarde en que encontré una palmera, no muy alta, repleta de dátiles. Y a las cotorritas les encantan los dátiles



Así que ya me tenéis una vez más, cámara en mano, de cara a la palmera:
* Hola bonita. ¡Sonríe a la cámara!
Solo que, como bichos gamberros e independientes que son, siguieron a su rollo. Volteretas por aquí, revoloteos por allá…



Y como la gente suele comportarse como un animalito gregario, en diez minutos me vi rodeada por un puñado de personas que quería ver a qué rayos le hacía fotos tan animada.
* ¡Mira, papá, loros!
* ¡Qué bonitos!
* ¡Qué verdes!
Señores del mundo, dos cosas: la primera, son cotorritas, no loros. La segunda, si ven a alguien haciendo fotos a algún bicho viviente, no griten, ¡que los espantan!
Así, rodeada de gente y gritos, tomé esta otra foto:



Parece que esté pensando: “una foto más, un grito más, y juro que acabaré contigo como acabaré con este dátil.”

Espero que os haya gustado, tanto como me gustó esa tarde. La verdad, lo pasé muy bien.
Como regalo final, dejo una foto que demuestra que las cotorritas no son solo gritos y gamberrismo. ¡También tienen mucho amor que dar!



2 comentarios:

  1. Preciosas. Felicidades de nuevo!!

    Nunca habría aprendido tanto sobre estos pajaros si no hubiese leido los post. Me gusta que la historia sea tan divertida, porque así se aprecia mucho mas todo lo que son estos queridos animales.

    Saludos!! ^_^

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  2. Muy bonitas todas las fotos :)

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