Que bonito el otoñar


No hay nada que me guste más que los grandes cambios que se producen en la naturaleza. Amarillos, rojos y naranjas comienzan a entreverse en la multitud de tonos verdes de los distintos enclaves de nuestra Península. El otoño.



Si os fijáis ya comienzan a verse ligeros toques rojos y amarillos, que poco a poco, se harán dominantes en aquellos lugares en los que abunden los árboles caducos. Todo un deleite para la vista el poder observar como algunos de los arboles exigen su protagonismo, para permanecer meses desapercibidos y desnudos.

¿Por qué cambian de color los árboles en otoño?

Este acontecimiento de la naturaleza tiene una explicación.  Las hojas están formadas por multitud de células especializadas en realizar la fotosíntesis. Para ello necesitan unos pigmentos, entre ellos la famosa clorofila, la encargada de realizar la respiración en las plantas. Asociados con las clorofilas, existen también en las xantofilas (pigmentos amarillos) y carotenos (amarillo-anaranjados), que quedan ocultos tras la clorofila.

Sin embargo cuando las horas de luz se acortan, los árboles caducos deciden dejar de gastar energía para afrontar el largo invierno. Por lo que detienen por completo la fotosíntesis, degradándose poco a poco la clorofila.

Tras la muerte de los pigmentos de la clorofila, comienzan a surgir los colores amarillos y rojos. OJO!!! ya estaban en las hojas, pero que quedaban ocultas bajo el verde de la clorofila.

Dando estampas como esta:




¡¡¡Qué ganas tengo de que llegue!!!

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