Regresa Nadacommunis: la ardilla de El Retiro

Ha pasado más de un año ya desde mi última publicación... ¡Buf!
Esto me hace estremecerme, por un lado, por lo rápido que pasa el tiempo, y por otro, al observar la carga de trabajo que he tenido durante el último año.
Y como para mí, y supongo que para muchos otros, el año comienza en septiembre, he decidido tratar de encontrar un huequito para escribir de nuevo y no tener abandonado este blog que tantas alegrías me ha dado.

Como excusa, o como resumen de la realidad, os informo de que me trasladé a Madrid para cursar un máster. El ritmo de las clases desde el minuto cero me dejó sin un instante para dedicárselo al blog... Y aquí estamos.

He encontrado un trabajillo, así que por lo pronto seguiré en tierras castizas durante otra temporada.

Pensé que, ya que este último año de mi vida ha discurrido en Madrid, la primera entrada en tanto tiempo debería estar dedicada a la ciudad. Aunque ya sabéis que yo observo a la ciudad con mi propia visión del mundo.
La elegida ha sido esta ardilla a la que le hice un reportaje fotográfico en el emblemático parque de El Retiro (¿qué hay más emblemático que El Retiro?).

Corría el mes de marzo y los primeros brotes tiernos asomaban de este castaño de indias, Aesculus hippocastanum. Todo un festín para esta ardilla roja, Sciurus vulgaris. Ni corta ni perezosa, cruzó como un fugaz destello rojizo el parterre donde estábamos sentados y trepó a esta rama, donde comenzó a engullir las hojas que le parecían más apetitosas.  





Engullía voraz y rauda. Hubiera dado auténtico pavor de ser algo mayor, pero su tamaño, sus gracietas y su esponjosa cola roja generaban un efecto adorable.



Aquí incluso se la ve con los carrillos algo llenos.





Yo estaba justo debajo del árbol, tratando de captar un buen ángulo sin estorbar a mi nueva amiga. Tampoco parecía inmutarse demasiado.




Aquí está agarrando la última hoja que se comió.


Bajó del árbol como un rayo, cruzó de nuevo el parterre y se encaramó a un nuevo tronco, en el que permaneció a esta altura. Inocente de mí, pensé que tendría el estómago lleno y querría tomar algo el sol.


¡Error! La familia que estaba allí sentada ya la había alimentado, y ahora la avispada ardilla volvía a por el postre. Aquí la veis rodeada de niñas sin que se la vea especialmente nerviosa. 


Tengo otras fotos donde se ve tomando el alimento directamente de la mano de las niñas, pero no las voy a compartir; no me gusta publicar fotos de menores y menos si no les conozco y/o no tengo el permiso de sus padres/madres/tutores/as.

Os dejo, sin embargo, estas instantáneas de la ardilla después de haber vuelto a comer. 



Aquí, dándose la vuelta...



"A ver, mini-humana, ¿qué es eso tan rico que me traes?"


¡Listo! Bocabajo también es una buena postura para seguir comiendo.




Estas últimas fotos se parecen bastante las unas a las otras. Pero no lo puedo evitar. ¡Se le ve tan adorable!





Con unos primeros planos de esta dulzura me despido. Nadacommunis vuelve con muchas ganas de recuperar el tiempo perdido. ¡Hasta pronto!







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