Majestuoso Penyal d’Ifach


Uno de los grandes señores de mi terreta es, sin duda, el Penyal d’Ifach. Se alza, altivo,
acariciando el mar con sus fuertes rocas. Esta mole de roca da cobijo a un sinnúmero de flores,
árboles, insectos y otros tantísimos seres vivos; pero de todos sus habitantes quizá, el más
llamativo y ruidoso sea la gaviota.

Tuve la oportunidad de visitarlo en abril, y resultó una experiencia maravillosa. A la algarabía
de las gaviotas, en plena incubación, se le sumaba la explosión de color de las flores recién
abiertas.


Gladiolo silvestre (Gladiolus illyricus)


Otras no son tan coloridas, pero suponen un ejemplo de adaptación: viven donde nadie más
puede vivir. Sobre una roca, sin suelo, y a merced de los fuertes vientos, sin más agua que la
salina que de vez en cuando le llega.

Malvadisco falso (Lavatera maritima)


Siguiendo la ascensión, el griterío era cada vez mayor, mezcla de gaviotas ajetreadas y esa
especie denominada homo dominguerus, a veces tan poco respetuosa. Parecía casi una
competición por ver quién gritaba más. Creo que ganaron nuestros amigos emplumados, pero
sólo por el hecho de ser más.



Poco a poco, el sol comenzaba a subir en el cielo, y nosotros hicimos lo propio montaña
arriba. Las vistas eran cada vez más espectaculares. Allí arriba, rodeado de vegetación, con
el mar bajo tus pies, y con miles de puntitos blancos graznando y volando a tu alrededor,
te das cuenta de que no eres más por el hecho de ser humano. Eres, simplemente, parte
del mundo. Puede que te sientas insignificante al principio pero, piensa que eres clave en el
funcionamiento de la vida: cualquier acción que hagas, repercutirá en todo lo demás.

Y con toda esta maravilla rodeándote… ¿qué vas a hacer, si no es algo bueno? No hay opciones
a nada más.



Tuvimos la suerte de poder entremezclarnos sin problema entre las gaviotas. No parecen tener
miedo a nada. Simplemente te observan y deciden si constituyes un peligro: si es que sí, te
graznan. Si es que no, simplemente te miran de reojo de vez en cuando y de dejan estar.

Eran tantas y tan preciosas, que hice fotos a cientos. Os dejo algunas de ellas, y otro día
dedicaré un post especial a estas hermosas aves.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis)

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