Un cantante en miniatura


La primera vez que vi uno de ellos pensé: ¡qué bonito, un canario chiquitín!

Héctor no tardó en sacarme de mi error: no son canarios (aunque son parientes muy cercanos,
de ahí la similitud) sino verdecillos. Nuestro campus está repleto de ellos.

Son aves muy graciosas. A penas levantan unos centímetros del suelo, y cuando la hierba es
alta, ni siquiera se les ve. Pero igualmente se adentran en ella, en busca de alimento.


Ponto, cómo no, comencé a tomar cariño a estas avecillas. Una de sus características más
curiosas es su canto. Sus trinos son sonoros y se pueden escuchar a larga distancia. Muchas
veces, andando por el campus, he escuchado alguno de ellos en plena acción. Al principio
levantaba la cabeza en busca del cantante, y esperaba encontrar un ave de cierto tamaño.
¡Qué sorpresa ver al pequeño verdecillo!

A día de hoy aún me pregunto cómo algo tan pequeño puede cantar con esa potencia



Un día, allá por el mes de mayo, tuve la oportunidad de presenciar, como unos dedicadísimos
padres enseñaban a volar a su polluelo, ya casi tan grande como ellos. Es increíble el sistema
que empleaban, ya que parecen aplicar psicología compleja: daban de comer a su retoño y
acto seguido volaban a un árbol cercano.



Una vez allí, esperaban pacientemente a su hijo. Si volaba hasta ellos, le daban algo más para
comer, si no, se quedaba sin cena. Y claro, el joven salía volando en busca de su alimento, a
pesar del miedo del primer vuelo.

Estas lecciones de vuelo me dejaron unas bellas estampas, que hoy comparto con vosotros: en
la primera, uno de los progenitores esperando pacientemente sobre un ciprés; en la segunda,
el pequeño revoloteando en busca de su recompensa.


1 comentario:

  1. Que bonito!

    Los verdecillos se camuflan muy bien en la hierba de vuestro campus!

    Nunca hubiese creido que los verdecillos apliquen psicologia para enseñar a sus pollitos.

    Las fotos son preciosas y pilladas en el momento preciso, increible!.

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