Belleza mortal

Aunque el título de la entrada de hoy parece el de una película malísima, de estas que suelen poner los fines de semana por la tarde, en realidad vengo a hablaros de una planta, una de las más tóxicas de la Península Ibérica, que al mismo tiempo no deja de ser una gozada para los sentidos: la tora blava (como se la conoce en el pirineo catalán), acónito común o Aconitum napellus L.



Se trata de una planta de montaña, ampliamente distribuida por las sierras de Europa siempre en bosques húmedos y sombríos, o junto cursos de agua.



Para mí, la fascinación por esta planta radica en que todo aquello que tiene de hermosa, lo tiene de venenosa. Ingerir una mínima parte de ella, puede matar a adultos de forma fulminante. 
Pero aún hay más, y es que también resulta peligrosa por vía tópica.


Nuestro guía nos contó, entre asombrado e inquieto, que se dice, al menos en la zona en la que estábamos del Pirineo Catalán, que antaño algunas mujeres empleaban esta planta para que a sus "maridos malos" les ocurriera un "desgraciado golpe de calor" mientras trabajaban en el campo.
Narró que, si por el motivo que fuera, una mujer estaba deseosa de venganza, se ponía unos guantes y recogía esta planta. Luego la sumergía en un barreño con agua, y dejaba que fuera soltando sus principios activos. Posteriormente, y con los guantes todavía puestos,  "lavaba" la camisa del "ajusticiado", que se impregnaba de veneno.
Cuando el hombre se ponía su camisa y marchaba al campo a trabajar, inevitablemente sudaba, y al contacto con la ropa, el veneno de la planta de desprendía de la camisa y pasaba sobre su piel. Al absorberse, el labrador sentía unos efectos similares al los de un fuerte golpe de calor, y era fácil que acabara muriendo.
Y como no había signos de violencia ni los efectos del veneno eran visibles, no se solía sospechar de la implicación de la Tora Blava.


Desconozco si esto es cierto o son meras habladurías. Lo que sí que sé es que no me gustaría comprobarlo. 
Y que a pesar del peligro, esta es una hermosa y bellísima planta que, con precaución y en la distancia, vale la pena observar y admirar.



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