Pelotita cantaora


Hay ocasiones en las que estás viendo un documental y te pintan la naturaleza como algo desgarrador, peligroso, lleno de feroz competencia, depredación y muerte. Casi hasta te alegras de vivir en una gran ciudad aislado del mundo.
No niego que todos los días se libre una feroz batalla por la supervivencia. Pero tampoco afirmo que el 100% de las veces sea así. También hay espectáculos dulces y tiernos, como una manada jugueteando con sus crías, animalillos retozando alegremente en el barro o, a juzgar por las imágenes, este macho de gorrión común (Passer domesticus), una de las aves más comunes de nuestras tierras, sobre todo en zonas urbanas y periurbanas.
¿No es adorable?


Y es que, aunque el Sol ya estaba alto y la temperatura era agradable, por lo visto este campeón aún tenía frío, así que ni corto ni perezoso hinchó sus plumas, creando así una bolsa de aire caliente, como un abrigo natural.
Así es, las aves pueden regular, en parte, la disposición de las plumas. Cuando están así de hinchados, es porque tienen frío. Las plumas, esponjosas, atrapan el aire y no lo dejan circular, y éste se va calentando con la temperatura que desprende el cuerpo del pajarito. Se crea una especie de "microclima" que lo aísla del exterior. 
Es más o menos lo mismo que haces tú cuando te pones una chaqueta, o una manta por las noches. 


Lo más curioso de éste es que, como se encontraba en plena efervescencia reproductiva, se vio ante un dilema: ¿conservar su calor corporal o demostrar su valía como macho reproductor?
El resto de aves revoloteaba incesantemente a su alrededor, pero él no estaba dispuesto a helarse...


... Así que empezó a cantar a pleno pulmón.
Si tengo que ser sincera, reparé en su presencia por eso mismo, porque era el que más alto cantaba en todo aquel patio.
Tanto es así que a pesar de no moverse demasiado, ningún congénere se atrevía a acercarse a su territorio, y el travesaño donde se apoyaba, que medía unos cinco metros, estaba completamente vacío.


Así que decidí darle el sobrenombre de pelotita cantaora y hacerle esta sesión de fotografía, que para mí es una de las más adorables y dulces que he hecho y compartido nunca.


¡Dan ganas de abrazarlo, de hacerle cosquillas y de acariciar sus suaves plumas!



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