Una muchacha llamada Itxiar

Hay ocasiones en que en tu cabeza todo cambia de repente. 
En ocasiones, este cambio es apenas perceptible, como un resorte enmohecido que por algún motivo se pusiera en marcha, como un botón que se presiona en tu interior mientras suena como un "clic".
Otras veces puede ser más parecido a una fuerte explosión, a una sacudida que de repente azota tu mente.

Y puede ocurrir en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Puede ser una situación, una canción, una frase, un instante de fugaz revelación... 

En este caso, se trata de una persona, de nombre Itxi. Narrar aquí las arcaicas estructuras que, sin querer,una a una, ha logrado derrumbar dentro de mi mente, sería algo imposible; por la magnitud de los hechos, por lo profundo y lo personal y por un sinfín de pormenores que ahora no vienen al caso. 

Lo que sí puedo, y debo, contar es que uno de esos derrumbes ha sido para con la fotografía.
Hasta hace unos días, yo creía que debía limitarme únicamente a la naturaleza, pues siempre he sentido una conexión especial con ella, y me encantan las fotos que puedo conseguir. Las personas, por contra, no me decían mucho, y hasta ahora he evitado lo máximo posible que aparezcan en el blog. Ahora ya sé que, simplemente, no había encontrado a las personas adecuadas.

Me ha gustado mucho el poder experimentar con una modelo humana (que al igual que los animalillos a los que persigo con mi objetivo, nunca para quieta, así que en el fondo no ha sido tan distinto), y ando muy contenta con el resultado.

No voy a compartir aquí, aunque quisiera, todas las fotos que tomé. Una promesa es una promesa. 
Aún así, tengo suficientes para realizar lo que creo que es una descripción de mi amiga Itxi.

Los cuatro elementos

Aire. Porque es grácil y liviana, como una pluma, y trepa, y lucha contra la gravedad, y se deja llevar como las hojas del otoño, sin perder nunca su esencia.


Agua, porque es adaptable, porque nunca la ha detenido ningún obstáculo y puede fluir por las hendiduras más estrechas. Porque es tanto fuente de vida como fuerza arrolladora.


Tierra, porque sus raíces se hunden en lo más profundo de su ser, porque nunca pierde su esencia, porque conecta con todas aquellas personas sensibles hacia lo humano y lo natural. 


Fuego, porque es enigmática y hechizante, como las lenguas de fuego que consumen la leña en el hogar, porque es cálida y cercana, porque es poderosa como las llamas más fuertes.


Gracias, amiga, por enseñar y compartir, por hacerme mejorar como persona, por todos los buenos momentos compartidos y por los que aún nos quedan. 

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