¡Hola 2015, desde el Delta de l'Ebre!


Y si en la última entrada veíamos lo bien que terminó el 2014, hoy disfrutaremos de las primeras fotografías del 2015, en un entorno privilegiado, el Delta del Ebro. 'Comenzar el año rodeado de buena gente en un lugar tan especial es una maravilla!

Todavía no habíamos aparcado y ya asomaba el objetivo de mi cámara por la ventana. Era todo tan hermoso que no podía esperar. 





Por lo visto no fuimos los únicos en pensar que el año merecía ser comenzado por todo lo alto: aquí, un grupo de excursionistas a caballo, por la playa. 


Y como contrapunto, este señor. El medio natural no entiende de días festivos, y el protagonista de esta fotografía parece que tampoco, así que salió a trabajar su tierra. 
No acostumbro a publicar fotografías con personas, pero esta me gustó y pensé en compartirla. 


Las dunas, con sus hermosas ondas de arena. Parecen un tigre de tamaño colosal pintados en el suelo. Pero si las seguimos, no nos llevan a la inmensidad de la selva, sino a la del mar...




Volvimos al inicio de la ruta, y cambiamos nuestro rumbo. De nuevo en el coche, tuvimos oportunidad de disfrutar de las garzas... 



... y de otras aves, como es el caso de este cormorán grande, (L). Se trata de un ave de gran tamaño y plumas negras (excepto por la garganta, que es amarillenta). Se alimenta de peces que caza solo o de forma cooperativa. 
Al contrario que otras especies piscívoras, su plumaje es muy poco impermeable. Por eso es frecuente encontrarlos el lugares soleados extendiendo sus alas, para secarse. 




Al poco tiempo de viaje, nos vimos obligados a detener el coche. ¡Un campo inundado ofrecía un espectáculo único, repleto de garzas de distintas especies por todas partes!

En esta primera fotografía se puede observar una garza común, Egretta garcetta L. Estas bellas aves viven siempre cerca del agua. Son completamente blancas, excepto por el pico y las patas, que son negros, y el iris y los pies, que son amarillos. 
Esta especie no está aquí todo el año, sino que vienen del norte a reproducirse. 
Viven en colonias, a menudo compartidas con otras especies, y se alimentan de peces y pequeños animales.  





Esa otra garza grisácea y de mayor tamaño es una garza real, Ardea cinerea L. Son fáciles de reconocer por su plumaje gris y el copete negro de los adultos y por su envergadura. 
Algunas de ellas viven aquí durante todo el año (lo que se conoce como ave residente), y otras muchas pasan el invierno aquí (lo que se conoce como ave invernante) 
Su periodo de cría es muy dilatado, ya que va de febrero a agosto. Suele criar en colonias (en árboles o a veces en juncos), y siempre muy próxima a zonas acuáticas, ya que se alimenta de peces y anfibios (y en ocasiones de mamíferos y aves pequeños)



Las aves no estaban totalmente solas; la maquinaria agrícola era un testigo mudo de su frenética actividad. 




Estas coquetuelas, en pleno acicalamiento, aunque se asemejan mucho a las primeras garzas descritas, no son la misma especie. Se trata de garcillas bueyeras, Bubulcus ibis L. 
Se distribuye por todas las áreas tropicales y templadas del mundo. 
Aunque aquí se ven blancas, durante la época de cría adquieren un color dorado en la cabeza y el cuello. 
Como el resto de las garzas anida cerca del agua, pero como contrapunto se alimenta en tierra seca, generalmente de insectos y otros animalillos que espantan los grandes mamíferos como el ganado, de ahí su nombre común. 



Nos dispusimos a proseguir, dejamos nuestros coches a buen recaudo y... ¡en marcha!



Espero que os gusten los flamencos, porque encontramos un montón cerca del mirador. Y por un montón me refiero a esto: 






El efecto panorámico se ve rarísimo en esta fotografía. Simplemente quería que se viese la inmensidad flamenca sobre el agua... No salió como esperaba, pero me hizo gracia y aquí está. 



El flamenco (Phoenicopterus roseus) es una de las aves gregarias por excelencia. Sus bandadas son muy numerosas, en ocasiones se han llegado a contar bandadas de un millón y medio de ejemplares. Aquí había muchos... pero creo que no llegarían a tantos. El récord en el Delta, 17.000 ejemplares. 

Una curiosidad: los flamencos nacen con las plumas blancas. Y permanecerán así a no ser que se alimenten como es debido. Los pigmentos que posee su principal alimento (pequeños crustáceos y algas) son los que acaban tiñendo sus plumas de ese color rosa tan característico. 
A más intensos sus colores, más fuerte y saludable estará, y más fácil le resultará encontrar pareja.

En este caso, los más blancos son pollos, nacidos este año, a los que no les ha dado tiempo a pigmentarse todavía, y los rosados son adultos en perfecto estado de salud.  














Este pequeñajo parece estar reclamando su parte de atención. ¡No sólo hay que fijarse en los flamencos, nosotros también estamos aquí!



Resumiendo: todo un espectáculo para la vista. 


Cambiamos de tercio, ya que mi mirada pasó del océano rosa a las diseminadas manchas pardas. Y es que entre las plantas no dejaban de revolotear buitrones (Cisticola juncidis Rafinesque). 
Que nadie se deje engañar por el nombre: es muy pequeño, su peso máximo es de 12g. ¿Y entonces, por qué ese nombre? Por mera burla: buitrón, tumbabarcos, bueyecito o esclafamuntanyes son sólo algunos de sus nombres vernáculos. Si es que en el fondo somos unos cachondos. 

Viven en zonas húmedas y carrizales, siempre en zonas abiertas y se alimentan de insectos, tanto en fase larvaria como adultos.

Un dato curioso: cuando el macho quiere atraer e impresionar a una potencial pareja construye un nido en el suelo, y le cantan. Sin embargo, es la hembra la que construye el nido verdadero, mucho más fuerte y seguro, dado que el otro es una mera exhibición.  

Entre el tamaño y el camuflaje, es complicado verlo...


Aquí tenéis a una pareja.






¡Una suerte haberlos tenido tan cerca!


He aquí a dos pequeños "disidentes", alejados de su bandada. ¿Quién sabe el motivo? Quizá iban en busca de alimento, o estaban observándonos... 
Fuera el motivo que fuera, la verdad es que son realmente graciosos.

Se trata de chorlitejos patinegros (Chardarius alexandrinus L). Se trata de aves gregarias que hacen su vida entera en la playa: se alimentan, construyen el nido y crían todo entre la playa y las dunas. 
Comen pequeños invertebrados, como gusanos y moluscos. También comen pulgas de mar, a las que solo pueden acceder cuando las acaba de dejar la ola y ésta se retira. Por eso es común verlos corretear al vaivén del oleaje; están cazando. Aunque por sus movimientos tan simpáticos nadie lo diría. 




"Te voy a mostrar las maravillas del mundo; mira allá"


Un grupo de enamorados de las aves, disfrutando del sol y con todo el equipo montado.


Otros que no entienden de días festivos: si hay que salir a pescar, se sale. Con la comitiva de gaviotas detrás si hace falta.


Las huellas de diversas aves se entrecruzan en este mosaico. ¿A dónde irán? ¿Qué les deparará el futuro?



Ya casi como despedida, logré captar este hermoso aterrizaje.


...Y a este pequeño vecino, que mi ayudante no ha logrado determinar. Era complicado.


Con el Sol en pleno descenso, tomamos las últimas imágenes y nos dispusimos a volver, primero a los vehículos y luego a nuestras respectivas casas. Contentos, eso sí, por las experiencias vividas y por la grata compañía de la que disfrutamos en los primeros momentos del año.




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